El flamenco y el «flamenqueo» en la cultura española

El flamenco y el «flamenqueo» en la cultura española

El flamenco y el flamenqueo en la cultura española
Pilar Sanchis
13/04/2020

De flamenco experta no soy, que quede claro; pero siendo española, algo sabré sobre cómo se vive esta tradición, ya internacional, en España y de cómo constituye parte de la cultura española. Y os lo voy a contar bajo mi punto de vista, porque yo creo que existe el flamenco, pero también el «flamenqueo», como yo lo he llamado, que no es otra cosa que ese flamenco improvisado por las calles, especialmente fuera de Andalucía y que de flamenco, quizás, no tenga mucho. Pero… ¡qué bien suena! Y, como decía Camarón, en realidad, «el flamenco es transmitir o no transmitir».

Os lo voy a explicar con este maravilloso vídeo, donde no se puede negar que arte hay y para largo, y lo hay porque a los que estábamos allí nos transmitió, ¡y cuánto!:

No, no es Camarón de la Isla, pero ¿y el arte que tiene! Que queréis que os diga, a mí me encanta escuchar música por la calle, música imporvisada, y la improvisación de estos gitanos que nos encontramos por una calle de Cuenca al sacar su guitarra y cantarnos por bulerías no puede tener más poderío. ¡Se nos puso la piel de gallina!, ¡los pelos de punta, como escarpias! Y si eso no es arte…

En efecto, esto sucedió en La Mancha; porque si hubiera sido en Andalucía, seguramente la carne se nos hubiera puesto de gallina igualmente, pero no nos habría sorprendido tanto. Con esto quiero contaros que el flamenco es una tradición arraigada especialmente en esta última región, y que cuando se escucha fuera, suele ser en «tablaos» (lo que sería un escenario, pero para cante o baile flamenco) organizados, en locales especializados en ello o, como acabamos de ver, en la maestría de un grupo de gitanos por esa espontaneidad y desparpajo que los caracteriza. Yo, que soy de Valencia, como sabéis, alguna vez los he escuchado por el barrio de El Cabañal, sentados en sus sillas, como en círculo, tocando la guitarra unos, las palmas los otros; quien cantando, quien tocando la caja… Sí, el flamenqueo también es parte de la cultura española.

No obstante, mientras que en Andalucía (yo lo he vivido en Sevilla, en Cádiz, en Huelva y en Granada) es normal ver, además de a gitanos, a payos ―como nos llaman los gitanos― tocando por las calles; fuera de esta tierra lo he visto raramente y, como os decía, solo en grupos de gitanos; otra cosa es irse a un tablao, que en Andalucía los hay a cientos y fuera de ella es muy difícil encontrarlos, sino en las grandes ciudades, donde también hay pocos y, a veces, dudosos (lo digo porque escuchas desde flamenco y rumba catalana, hasta sevillanas y saetas)… Pero, que sea flamenco, que sea flamenqueo, es un arte que no les cabe en el cuerpo y que por todo esto forma parte de la cultura española. ¡Faltaría más!

Artistas grandes hay muchos, yo misma estuve escuchando al internacionalmente conocido Paco de Lucía, que en paz descanse, en Cankarjev dom ―el centro cultural y de congresos dedicado a Ivan Cankar en Liubliana―, en un excelente concierto, mayormente de flamenco-fusión. Pero, personalmente, y aunque no me cuelgo su cara al cuello, como sí hacen muchos de sus más fervientes admiradores aún hoy, me quedo con otro…

El Príncipe del Flamenco

Os he dejado antes sin saber quién es ese Camarón de la Isla (os invito a escucharlo); ese hombrecito sencillo, humilde, cuya majestuosa voz dejó boquiabierta a toda España, sobre todo, en ese pequeño cuerpecito, que lamentablemente nos dejó siendo muy joven. Puede que por este triste motivo también se haya convertido en la leyenda que es hoy. Mi marido, que es italiano, lo adora y, paradójicamente, yo empecé a escucharlo gracias a él. «¿Cómo es posible?» Pues este italiano de casi 2 metros estuvo trabajando en La Línea de la Concepción, donde aún vive la Chispa, la que fue mujer del Príncipe del Flamenco, y me contó que al entrar en un bar escuchó una música que lo dejó boquiabierto y antes de ni siquiera saludar, preguntó al camarero: «¿Quién es este?», a lo que aquel respondió «¡Ese!», señalando una de las más de 40 fotos que de Camarón pendían en las paredes. Desde entonces, para mi marido no hay otro cantante más grande. Y digo yo, que si lo dice un italiano que no tenía ni idea de flamenco, será por algo.

Y hasta aquí la publicación de hoy: espero que os haya gustado; que os haya acercado algo más a casa la cultura española y, sobre todo, su flamenco (o el «flamenqueo»); y, como siempre, que hayáis aprendido vocabulario y expresiones nuevas en español. Si así ha sido, os invito a suscribiros a mi comunidad de estudiantitos para que no os perdáis una, y podáis aprender cada día más sobre los españoles, su lengua y su cultura. Mientras tanto, ¡nos seguimos viendo en este blog!

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