Tapas, paella, sangría… estoy de acuerdo, todos ellos están riquísimos; y de todo ello habrá, antes o después, artículos en el blog. Sin embargo, si te gusta la comida española, no puedes dejar de probar las típicas empanadillas rellenas de pisto (algunas veces llevan también atún y huevo), porque también son deliciosas y porque también forman parte de la maravillosa gastronomía española. Para ello, basta con ir a un horno o panadería tradicional y decir «Una empanadilla de pisto, por favor».
A ver, os cuento: la empanadilla tradicional es la que os acabo de mencionar; sin embargo, la comida española, como también la lengua, y como la comida de cualquier otro lugar, evoluciona, así que hoy podéis encontrar empanadillas de todo tipo y hasta de «barbacoa» las he visto en algunos sitios (¡aaagh! Not for me, thank you…). En cualquier caso, las más frecuentes de la gastronomía española son, junto a las de pisto, las de tomate y las de espinacas, pero las primeras que se terminan siempre son las tradicionales… ¡algún motivo habrá!
De hecho, esto ya entre nosotros, una de las primeras cosas que hago cuando vuelvo a España (para los que no lo sepáis aún, vivo en Italia), es ir a un buen horno y comprarme una tierna empanadilla de pisto para almorzar. ¡Esto no puede faltar en mis estancias en España! Y es una de las cosas que os recomiendo que hagáis también vosotros si las tienen en la zona de España a la que vayáis, porque «ancha es Castilla» y de todo se encuentra en las panaderías extendidas a lo largo del territorio español.
Lo primero que tienes que hacer es dirigirte a un buen horno y, como ya te he dicho, preguntar si tienen empanadillas de pisto (o, ya que estás allí, de lo que te dé la gana) y, ¿por qué no?, pedir alguna cosa más que haya por el mostrador que te atraiga. Yo, hace no mucho, estuve en La Beata Inés, una panadería-pastelería a una media hora de Valencia que se ha hecho famosa por su variedad, su calidad y su precio, y me pedí unas cuantas cosas para merendar —recordad que soy de buen comer y que para mí la comida española… ¡es lo más! (Y que no se ofenda nadie, no digo que sea la mejor del mundo, pero para algo soy española, ¿no?)—.
Entre ellas estaban, ¡cómo no!, las empanadillas de pisto, un cruasán (así se ha adaptado al español la palabra francesa croissant) y también unas berlinas (o donus —la RAE dice que decimos dónut, pero eso es mentira (te lo digo yo, que para un español pronunciar una -t final… como que no), la gente dice «donu» o «donus» si es plural; vocablos todos ellos que vienen de la marca que los vende: Donut’s— que estaban de muerte.
¿Y cuándo las comemos…?
En efecto, es frecuente comprar este tipo de alimentos, dulces o pasteles para desayunar, almorzar o merendar, es decir, fuera de las comidas principales, que serían la comida propiamente dicha en España y la cena. Aunque, a veces, si hay alguna ocasión especial, se compran o se llevan también a casa de la persona que organiza la comida o al lugar donde se realice, que puede ser también un parque, el campo, un merendero… Porque es muy habitual en España, especialmente con el buen tiempo (es decir, gran parte del año) hacer picnics al aire libre, celebrar cumpleaños en un parque, hacer una comida familiar o de amigos en el campo, o en la playa o en un merendero habilitado para ello. Me refiero a «comida», ahora, en sentido general (cualquiera de las que existen a lo largo del día), porque, aparte de existir «comida española», existe también «comida» como ‘alimento’, «comida» como ‘ingesta principal del día, normalmente sobre las dos’, y «comidas», que son la ‘organización de un momento en el que se come’, y de ahí también que el día en España tenga 5 comidas: el desayuno, el almuerzo, la comida, la merienda y la cena. Pero de esto hablaremos de manera más extendida quizás otro día.
Bueno, al final, os he hablado de empanadillas, de cruasanes, de berlinas y de alguna cosa más. Existen, como podéis imaginar y habréis ya entrevisto en las imágenes, muuuuchos tipos más de dulces y «salados» que forman parte de la comida española y de nuestra cultura. De momento, os dejo con esto y con algunos vocablos nuevos, expresiones y fórmulas sintácticas que han ido surgiendo conforme escribía. De ello me alegro mucho siempre porque, de esta manera, podéis aprender español real mientras estáis leyendo un artículo sobre comida española, ¡que no es poco! (otra más…). En fin, os invito a que sigáis leyendo el blog para aprender estas y otras muchas, y a que me escribáis en los comentarios de qué otros alimentos o temas os gustaría que hablara. ¡Hasta entonces, un abrazo!
0 comentarios