¡Como te lo cuento! Ja, ja, ja. Bueno, a ver… influencer lo que se dice influencer, no; ¡pero de lleno que se ha metido esta profesora de español en las redes sociales! ¿La culpa? De mis queridos estudiantitos…
Si habéis leído mi anterior entrada en el blog, sabréis bien que gracias a la ayuda inestimable de mis alumnos de español de la universidad entré en el mundo de las redes sociales; ellos mismos me abrieron mi cuenta de Instagram. Y a partir de ahí… ¡un mundo!
La verdad es que yo siempre había sido muy reticente, era bastante contraria (e ingenua, debo decir ahora) a entrar en el mundillo de las redes sociales; me parecía que era solo una forma de perder tiempo (tiempo que a mí me faltaba). Tenía una obsoleta cuenta de Facebook abierta hacia el año 2005 en EE. UU., también por insistencia de otros profesores Fulbright (becarios como yo) en unos días que pasamos en San Diego, California: “Pilar, así estaremos siempre en contacto”. Me pareció bien en aquel momento; pero los años pasan y el contacto se pierde… Y, aunque, efectivamente, es útil para ello, no veía otras utilidades más allá, ¡ignorante de mí! Hasta que un día, hablando con mis estudiantes de español y comentándoles que quería una receta especial para hacer una tarta, me sugirieron entrar en Facebook y seguir cuentas de repostería: “¿Cómo?, ¿eso existe?”, contestó esta profesora de español. Y ahí que me tiré de cabeza a darle uso a mi cuenta de Facebook, siguiendo cuentas de repostería, de Kizomba, de perritos, de…, de muchas cosas más, porque este es un mundo enorme y hay que frenarse.
En fin, así empecé a tener algo de dominio de las redes sociales: primero, privado, con Facebook, y luego público, con Instagram. ¡Ale, así soy yo, de un extremo al otro! ¡O todo o nada! Enseguida le vi la utilidad para transmitir mis conocimientos como profesora de español y empecé a “publicar contenido” (así lo llaman los que saben) como si no hubiera un mañana. Y fotos de platos típicos, y vídeos de cultura, y esquemas de vocabulario, y pequeños consejos gramaticales, y reglas ortográficas, y juegos, y… y un largo etcétera. Así que era verdad y cómo: ¡las redes sociales son muy útiles!, si se usan bien (lo siento, me ha salido la vena de profesora de español).
Y me hice influencer…
Durante los primeros días, os podéis imaginar…, conseguí más de 500 seguidores: el apoyo incondicional de mis estudiantes de español. Y poco a poco empecé a crecer. Pero lo bonito de esto es poder interactuar con esos seguidores, “estudiantitos de español” como los llamo yo: hacer directos y hablar con muchos de ellos, como si de una clase se tratase; leer sus comentarios en las publicaciones, algunos de ellos muy divertidos (no podía ser menos, pues muchos de mis “posts” lo son, je, je); contestar por mensaje privado (me costó saber lo que significaba la abreviatura DM) las dudas que les surgen o conversar con los más fieles, y a los que les tomas un cariño especial, como si de mis propios alumnos se tratase. O sea, todo muy parecido a mis clases de profesora de español en la Universidad, pero ahora de manera virtual; y… no lo negaré ¡me encanta! Ahora no solo me parece útil, sino también muy divertido; y yo que soy muy dada a la broma, pues no podía encontrar un contexto mejor para transmitir mis conocimientos como profe de español.
¡Y llegué a los 1000 seguidores…!
Tanto me divertía que me dije: “¿Y si me pongo a hacer vídeos también en YouTube?” Y allá que me encaminé también (de hecho, el vídeo que acabáis de ver está colgado en esta plataforma, claro). Evidentemente, soy una persona extrovertida, alegre y locuaz… En otras palabras, necesitaba hacer vídeos más largos, poder hablar más, reírme más, divertirme más; y, para alargar todo, empecé a crear mis vídeos en YouTube. Sí, soy una profesora de español poco común para algunos; para otros, sobre todo para mis alumnos de español, soy simplemente divertida y les hago las clases más amenas. Como alguno de ellos ha dicho en los testimonios que aparecen en esta página: soy tal cual me veis en las redes sociales, y, de hecho, el tono de mis publicaciones no difiere mucho del tono que tienen mis clases de español en la Universidad (para desgracia de algún profesor quejicón…). Precisamente, por esto, no me cuesta nada ser profesora de español online, en las redes sociales o donde sea; porque sigo siendo la misma, sigo siendo yo, Pilar.
Además, siempre me ha gustado que mis alumnos me tuteen; ya desde el primer día de clase de español les decía que me hablaran de tú, que me llamaran Pilar. Sin embargo, al principio les costaba; eso de llamar por su nombre a la profesora de español en la Universidad no lo veían muy claro, pero poco a poco me iba haciendo con ellos, y si no me llamaban por mi nombre, por lo menos conseguía que me dijeran “profe”, ja, ja. Para mí era indispensable romper esa jerarquía establecida en la Universidad y conseguir acercarme más a ellos para que se sintieran más cómodos y… ¡hablaran español sin tapujos! Y, aparte de que me gusta que sea así, es que, por otra parte, es necesario en una clase de lengua, especialmente en una clase de español, donde también la cultura ligada al idioma lo permite. Pues bien, esta jerarquía no existe directamente en las redes sociales, al menos, no de esta manera y, ciertamente, no como profesora de español; no estoy hablando del canal de Jennifer López, ni del del Rubius, quienes seguramente tendrán idólatras, fans, adoradores y cosas por el estilo. No, lo confieso, no es mi caso. Sin embargo, no nos engañemos, hasta a una humilde profesora de español como yo (quizás no tan humilde…) le gusta que la sigan, da gozo, sí… ¡Que sí, lo reconozco! ¡Me encanta, me inflo como un pavo! ¡Ja, ja, ja! Pero, tranquilos, que el éxito no se me sube a la cabeza.
Bueno, pues eso, ¡qué os voy a decir! Que os invito a seguirme en las redes sociales, a que le deis a like, a que comentéis, a que compartáis y a todas esas cosas que los “no-influencers” decimos precisamente porque no somos influencers. Lo mío es la enseñanza del español y, como profesora de español, te invito a que practiques, a que hables español, a que leas en español, a que aprendas todas esas expresiones españolas que no conoces y que enriquecen tanto nuestra habla diaria. Algunas de ellas, ya han aparecido en este artículo, muchísimas otras, evidentemente, no; pero si quieres aprender más, si quieres aprender español real de forma rápida, dinámica y divertida, ahora sí, te invito a seguirme, a que recorras las páginas de este sitio web y te quedes con lo que más te guste. ¡Hasta entonces, nos vemos!
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